CASTELLÓN: EL TANGO DEL CABALLERO

14.03.2015  16:09

Redacción: Marco A. Hierro - Cultoro.com - Web Aliada

Enrique Ponce se emborracha de magisterio el día de su aniversario de alternativa mientras El Fandi triunfa para acompañarle y Castella pincha el premio.

Castellón - España. Cinco lustros, en otras manos, anuncian una rendición que se ve cerca por la saciedad del triunfo y la mella de los kilómetros y el miedo. En otras manos, no en las que hoy cumplían esos años de caballero. Seco de carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la caza. Así definía Cervantes a su Quijote, y así se muestra un hombre que, cual moderno Quijano, aún permanece en la búsqueda de un sueño.

Un sueño que se mece dormilón en un capote que se abrió eterno para limpiarle la cara al buen primero, despacio, con la parsimonia que da saberse soñador al otro lado del río, ambicioso de alma así que pasen otros veinticinco. Le regaló ese primero los rizos en el vuelo de un percal mimoso, que convenció al bruto de que no lo fuera tanto. Y se fue detrás de la muleta con el fuelle justo, pero derramando calidad; harto está Enrique de cuajar esos toros, pero hoy era distinto. Hoy el brindis que ofreció al público era también para él, para saciar el hambre de ayer con el magisterio de hoy. Cinco lustros entre brindis. Toda una vida muriendo de torear.

Por eso le ofreció sapiencia al negro toro para administrarle la entrega, para imponerle su mimo gobernando cada arrancada, pidiendo sin exigencias cuando no eran necesarias. Hasta que la mano diestra se disparó de ansia cuando ya la faena picaba a los cielos, y los quiso tocar en la exigencia perfecta de unos flecos en el piso, una cintura encajada, el pulso acomodado a un sólo latido por cite y cinco lustros de toreo resumidos en cinco derechazos y un cambio de mano que reventó 8.000 barrigas rendidas a su forma de sentir. Es Enrique Ponce. Es ya leyenda viva.

Cuando pisaba Ponce este ruedo para doctorarse en magisterio a El Fandi le quedaban cinco años para matar su primer becerro, y hoy se anunciaba con el maestro y le acompañó en su salida en hombros, pero es distinto su concepto. Sabe David pegarle muletazos buenos a los toros que le entregan la alquimia de la cara colocada, pero es la suprema técnica, la facultad física y la veterana suficiencia la que pone al granadino a calentar el tendido. Un tercio de banderillas de exposición y compromiso al quinto y otro de vibrante solvencia al segundo; capacidad con uno para tocar dos veces antes del embroque y que viaje largo el vuelo en cuatro y el de pecho; gusto con el quinto para dejar medias de rodillas, toreo de rodillas y pectorales abrochados en la hombrera goyesca que lucía hoy. Una oreja en cada toro y Dios en casa de todos.

 

  

 

Contacto

En el Callejón
Finca Buenos Aires
Vereda San Miguel Bajo
Arbeláez - Colombia

(057) 311 5129275

© 2024 Todos los derechos reservados.

Creado con Webnode