09.09.2024 05:12 a.m.
Redacción: Héctor Esnéver Garzón Mora
Juan de Castilla protagonizó una destacada faena en la última corrida de la Feria del Arroz en Arles, Francia. A pesar de su entrega y destreza, el colombiano vio frustrado su triunfo por fallar con la espada, dejando escapar una oreja segura ante el primero de Cura de Valverde.
Arbeláez - Colombia. Ayer domingo, la plaza de toros de Arles fue testigo de una jornada taurina que prometía grandes emociones con la presencia de Juan de Castilla, Jesús Enrique Colombo y Maxime Solera. Los tres toreros hicieron el paseíllo ante un tercio de entrada en el marco de la última corrida de la Feria del Arroz, enfrentándose a un encierro serio y bien presentado de la ganadería Cura de Valverde.
El primer toro de la tarde, marcado con el número 89, nacido en agosto de 2019, pesaba 540 kilos y tenía una imponente presencia. Desde su salida al ruedo, Juan de Castilla dejó claro que su objetivo era dominar la escena. El colombiano, con suavidad y temple, lo recibió con verónicas que emocionaron a los presentes. Tras dos puyazos en los medios, el toro respondió con prontitud y recorrido, características que le permitieron a Juan desarrollar una faena de altura. De rodillas, comenzó su obra, logrando dos primeras series profundas por la derecha y otras dos por la izquierda, que fueron muy aplaudidas por la afición.
A medida que avanzaba la faena, Juan de Castilla mostraba control total sobre el bravo ejemplar de Cura de Valverde. Culminó su actuación con manoletinas de rodillas que presagiaban un merecido premio. Sin embargo, el destino tenía otros planes. Al fallar en el primer intento con la espada y, posteriormente, con el descabello, el colombiano vio cómo se le escapaba al menos una oreja que parecía asegurada. El toro fue aplaudido en su arrastre, y Juan recibió una ovación tras el aviso, dejando la sensación de que, de no haber sido por la espada, el triunfo habría sido suyo.
En su segundo turno, Juan de Castilla enfrentó a "Amable", un cinqueño negro listón también de Cura de Valverde. Este ejemplar, aunque serio de presentación, no ofreció las mismas condiciones que el primero. A pesar de la entrega del colombiano, el toro carecía de la fuerza y transmisión necesarias para el lucimiento. Juan lo intentó, pero el deslucido comportamiento del animal no permitió mayor brillo. Nuevamente, los problemas con la espada le impidieron redondear su tarde, resultando en silencio tras varios intentos fallidos.
A pesar de no haber conseguido un trofeo, la actuación de Juan de Castilla dejó claro su potencial y el alto nivel que posee. El público reconoció su entrega y técnica, aunque quedó la frustración de lo que pudo haber sido una tarde triunfal. El fallo con los aceros fue el único obstáculo que le impidió salir por la puerta grande.
El balance final del festejo incluyó a Jesús Enrique Colombo, quien, tras una faena de entrega con el segundo toro, también vio cómo se esfumaba el triunfo al fallar con la espada, obteniendo sólo una vuelta al ruedo tras fuerte petición. En su segundo toro, Colombo logró cortarle una oreja, a pesar de una peligrosa cogida que preocupó a los asistentes. Maxime Solera, por su parte, estuvo templado y firme en sus dos intervenciones, recibiendo ovaciones tras aviso en ambos turnos y quedándose a las puertas del triunfo con una vuelta al ruedo tras petición en el sexto.
En definitiva, fue una tarde de emociones intensas donde Juan de Castilla destacó, pero la gloria, una vez más, se esfumó por culpa de la espada.