26.08.2024 11:06 p.m.
Redacción: Héctor Esnéver Garzón Mora
En una tarde marcada por la sorpresa, el sexto toro de la corrida en Añover del Tajo fue devuelto, generando asombro entre los aficionados. Juan de Castilla, protagonista de la tarde, expresó que el toro estaba encalambrado y que debía haberse esperado, aunque respetó la decisión del palco.
Arbeláez - Colombia. En una jornada taurina llena de emociones y momentos inesperados, la corrida en Añover del Tajo, Toledo, fue escenario de un hecho inusual que dejó perplejos a los asistentes. Durante la lidia del sexto toro, Lucero, de capa albahío y astifino, Juan de Castilla consideró que el animal estaba encalambrado, lo que afectó su condición. A pesar de la opinión del torero colombiano, el palco decidió devolver al toro, lo que generó un murmullo de sorpresa en la plaza.
La corrida, que celebraba los 19 años de alternativa de Iván Fandiño, tuvo como eje central la actuación de Juan de Castilla, quien se enfrentó a los serios toros de Prieto de la Cal, ganadería de renombre. El propio ganadero, don Tomás, señaló que estos toros, de la casta Veragua, son de primera en una plaza de tercera, recordando que antiguamente las grandes figuras lidiaban estos ejemplares, mientras que hoy día ya no es tan común.
Juan de Castilla compartió cartel con Javier Castaño y Jairo Miguel, quienes también enfrentaron momentos complejos con los toros de esta ganadería. La tarde estuvo marcada por la dificultad de los toros, con varios episodios donde la bravura y la falta de coordinación se hicieron evidentes. A pesar de las adversidades, los toreros mostraron su temple y profesionalismo.
El primer toro, un impresionante jabonero, se destacó por su trapío y bravura, brindando un espectáculo tanto en el caballo como en la muleta. Sin embargo, no todos los toros mostraron la misma calidad, como el segundo para Juan de Castilla, que, aunque noble, no tuvo la entrega necesaria para una faena redonda.
El hecho culminante de la tarde fue la devolución de Lucero, un toro de March 2020, que, tras varios intentos fallidos de mostrar su valía, fue retirado del ruedo. Juan de Castilla expresó su respeto por la decisión, aunque consideró que el toro estaba simplemente encalambrado y que podría haberse esperado un poco más antes de tomar la determinación.
Este suceso quedará en el anecdotario taurino de Añover del Tajo, como una muestra de que en el toreo, la sorpresa siempre puede estar a la vuelta de la esquina.
