21.04.2025 05:06 p.m.
Redacción: Héctor Esnéver Garzón Mora
Buenas noticias llegan desde Manizales: el buen hombre de plata Ricardo Santana ha presentado una evolución positiva tras su última intervención médica. Con la sedación retirada y señales de recuperación alentadoras, el torero comienza a responder con firmeza. La afición, unida en oración, celebra este importante parte médico con fe y esperanza.
Arbeláez - Colombia. En un mundo taurino donde la entereza, el coraje y la superación son valores sagrados, hoy la noticia que levanta el ánimo de la afición entera no proviene del redondel, sino de una habitación hospitalaria en Manizales. Allí, donde las luces no brillan, pero sí lo hacen la fe y la esperanza, el gran hombre de plata Ricardo Santana empieza a escribir un nuevo capítulo de su vida con la misma gallardía con la que se planta delante de un toro encastado.
Tras su más reciente intervención médica, de la que hasta hace poco el pronóstico era reservado, el parte oficial emitido este lunes 21 de abril de 2025 por su entorno más cercano deja ver con claridad un horizonte de recuperación. “El estado de salud de Ricardo Santana después de su última intervención es satisfactorio, viene en constante mejoría según los exámenes médicos”, reza el comunicado. Palabras que suenan a triunfo en el lenguaje del alma y que han despertado un clamor de gratitud y esperanza en los tendidos invisibles del corazón de quienes lo admiran.
La retirada de la sedación ha sido un punto de inflexión. Ricardo, como si estuviera regresando del último par certero, ha respondido con claridad, con temple, con esa fijeza de mirada que tantos toros ha desarmado. No hay mejor capote ahora que el amor de su familia, el apoyo de sus compañeros de profesión, y las oraciones fervorosas de la afición que lo tiene como ídolo y referente.
Manizales, ciudad taurina por excelencia, se transforma hoy en un gran burladero de esperanza, donde todos esperan y confían. Desde los más veteranos aficionados de La Monumental hasta los más jóvenes soñadores que aspiran a emular la trayectoria de Santana, el sentimiento es uno solo: gratitud y fe.
Y es que la figura de Ricardo Santana ha sido sinónimo de entrega total. Con la verdad por delante en cada embroque, con la pureza que distingue a los elegidos y con la humildad que sólo los grandes llevan como estandarte. Hoy, el ruedo de su vida le exige una faena distinta, pero no menos heroica: la de volver a levantarse, la de recibir las merecidas ovaciones a la adversidad y salir triunfante de la sanación.
El comunicado también se convierte en una convocatoria espiritual: “Sigamos orando todos juntos, para sanidad total. ¡Dios todo lo puede!”. Una frase que en este contexto se vuelve mantra, plegaria y paseíllo de esperanza. Porque sí, en el mundo del toro, como en la vida, también se lidian toros negros de incertidumbre, y también se les puede cortar hasta el rabo si hay determinación, ciencia y milagro.
Hoy, el parte médico no es un dato clínico: es un aviso de atención, una señal de que el torero no se rinde. Aún hay pares de banderillas por colocar, aún hay plazas por conquistar. Y si algo nos ha enseñado Ricardo Santana es que no se necesita estar en el ruedo para torear con el alma.
La cornada invisible de la vida ha sido fuerte, pero la respuesta del caleño está siendo más poderosa. Y eso, en el toreo y en la vida, es motivo de ovación cerrada.
¡Ánimo, Richi! La plaza entera te espera de pie.
