14.02.2025 08:15 a.m.
Redacción: Héctor Esnéver Garzón Mora
El festival taurino celebrado en la ganadería Altagracia resultó ser un rotundo éxito, logrando recaudar $58.250.000 en beneficio del reconocido banderillero Ricardo Santana. Gracias al aporte incondicional de ganaderos, matadores y aficionados, la jornada se convirtió en un testimonio de los valores que sostienen la tauromaquia: solidaridad, compañerismo y grandeza.
Arbeláez - Colombia. La tauromaquia es más que un arte, es una hermandad forjada en la arena, un compromiso sellado por la pasión, el sacrificio y la entrega sin reservas. En la reciente jornada benéfica celebrada en la prestigiosa ganadería Altagracia, propiedad del ingeniero Ricardo Arandia, el mundo del toro demostró una vez más que la grandeza de esta tradición radica en sus valores inquebrantables: la lealtad, la generosidad y el respeto a quienes han consagrado su vida a la lidia.
El festival, organizado con el noble propósito de recaudar fondos para la salud y recuperación del gran subalterno Ricardo Santana, superó todas las expectativas. Con una cifra final de $58.250.000, el evento no solo se convirtió en un hito de éxito económico, sino en un homenaje emotivo a un hombre que ha dedicado su vida a la tauromaquia con valentía y profesionalismo.
El cartel de la tarde estuvo conformado por figuras que, con absoluta entrega, brindaron lo mejor de su arte en el ruedo. Los matadores Sebastián Vargas, Cristóbal Pardo, Luis Miguel Castrillón, Leandro de Andalucía, Juan Sebastián Hernández y el rejoneador Andrés Ruiz ofrecieron faenas llenas de verdad, elevando la emoción de los asistentes que colmaron la plaza con su caluroso apoyo.
Pero este logro no habría sido posible sin la generosidad de los ganaderos que aportaron ejemplares: los hierros de César Rincón, Carlos Barbero, Juan Bernardo Caicedo, Achury Viejo con Felipe Rocha, Miguel Gutiérrez y Mondoñedo con Gonzalo Sanz de Santamaría, engrandecieron la tarde con toros a la altura de la ocasión.
Asimismo, el esfuerzo de la familia Arandia, del los Matadores Nelson Segura, Cesar Camacho, el maestro Cesar Rincón y el apoyo de la afición marcaron la diferencia en un evento donde la tauromaquia volvió a exhibir su mejor rostro: el de la unidad y el compromiso. Enhorabuena a todos los que, con su noble gesto, demostraron que los valores que sustentan la fiesta brava van más allá del ruedo y encuentran su verdadera expresión en la fraternidad entre toreros, ganaderos y aficionados.
Ricardo Santana, bastión del arte de los banderilleros, ha recibido un merecido tributo a su trayectoria. Su nombre quedará grabado en la memoria de quienes, con capote y muleta, hicieron de esta jornada una tarde de triunfo y gratitud. La tauromaquia, una vez más, ha dejado claro que la entrega y la hermandad son sus más valiosos trofeos.
