MADRID 2ª SAN ISIDRO: EL PAYO, EXCELENTE IMPRESIÓN

09.05.2015  18:53

Redacción: Barquerito - Cronicatoro.com - Web Aliada

El torero de Querétaro confirma hallarse en estado de gracia. Excelente con el capote, temple del puro, ajuste, calidad. Una decepcionante corrida de Fuente Ymbro

Madrid - España. Después de la corrida tan guerrera que Ricardo Gallardo (Fuente Ymbro) echó en Sevilla y en feria hace solo tres semanas, se calculaba que la de Madrid sería todavía más corrida y más guerrera. No fue así. Más vareada y suelta esta otra, que salió, además, muchísimo menos bélica. Llegaron a medio rajarse dos toros: el primero y el tercero. Se paró sin remedio el cuarto, que llevaba nombre de reata ilustre, “Pelícano”. Se vinieron abajo casi clamorosamente quinto y sexto. Este sexto, de hechuras notables, el más cuajado de la corrida, pareció lastimarse en un desafortunado volatín cobrado justo antes de banderillas. El toro que pudo haber sido y no fue.

El honor de la divisa vino a salvarlo un segundo de corrida que, solo por la pinta –ensabanado, caribello, moteado y capirote en cárdeno- entró en el cupo de los toros que entran por los ojos a quien sea. Un toro Agitador, y lo fue. Con la movilidad y la prontitud propias de la ganadería. Estilo parecido al de la mayoría de los toros del último abril en Sevilla. De rico galope al acudir al caballo –no tan felices ni la pelea ni la salida-, muy vivo en banderillas y repetidor en la muleta. La codicia desordenada, y subrayada por un raro efecto sonoro: el toro no paró de mugir. En cada embestida, y fueron tres docenas y pico sin desmayo, un desolador bramido.

Los toros tienen pulmones y garganta. Se llama llorones a los toros que tanto mugen. No suelen entregarse. Pero éste sí. Sin ser completo, fue toro de público y también de torero. Toro de ganadero, por tanto. La proporción de pelos ensabanados en Fuente Ymbro es menor. Negros, castaños y colorados copan las camadas.

Corrida de solo un toro. El garbanzo blanco. Paco Ureña le bajó las manos en el saludo con lances raudos, resueltos, bien encajados. El Payo, que iba luego a firmar las cosas más de fondo de la tarde, se dejó querer en un quite rimado de tres chicuelinas y media soberbia. Ureña fue todo disposición con el toro: apertura de largo –el torero en el platillo, el toro arrancado a velocidad formidable desde tablas-, aguante firme, toreo en línea para aplacar el fuego graneado y rebrincado de las primeras embestidas. Toro de más entrega y corazón que ritmo. Y una faena que casi lo mismo.

No siempre gobernado el toro, que Ureña lució generoso. Una tanda con la zurda perdiendo pasos el torero de Lorca y rematando arriba el toro. Unas manoletinas o mondeñinas. Ha puesto cara la suerte Juan del Álamo tras la exhibición del viernes. Pesó el contraste. Y una estocada caída y soltando el engaño.

La grata impresión que El Payo dejó con su quite tan bien traído al toro ensabanado vino a confirmarse luego. Lances de buen compás en el recibo del astifino y cuellicorto tercero, que flojeó sin llegar a caerse pero amenazaba ruina y fue devuelto. Y lances todavía mejores para recoger al sobrero. Seis verónicas embraguetadas y ligadas, dibujadas a compás, y dos medias igual de bellas las dos. Muy desafortunado el piquero Efrén Acosta –hijo de aquel otro Efrén Acosta que puso del revés las Ventas varias veces- y toro decepcionante, que empezó rebotándose y no llorando pero sí roncando al viajar.

Se templó a modo El Payo: figura vertical, ajuste, brazos buenos, engaño bien volado, ligazón. Y entendimiento para tapar al toro en cuando sintió El Payo que se le rajaba, y se rajaba sin remedio. Excelentes pases de pecho. Una tanda con la izquierda francamente lograda. Y un ambiente de frialdad y distancia difícil de explicar y medir. ¿Público de sábado? No va a ser sencillo ver torear con tanta armonía en lo que queda de feria.

Hacía tiempo que no venía por Madrid El Payo. Ni el brillante novillero arrebatado de 2007 ni el desbordado por la fiereza tan agresiva de los torrestrellas de 2012. Sino un torero hecho, asentado, valeroso. Y, en fin, a paso de banderillas y atacando desde demasiado lejos, una estocada caída que necesitó el refrendo de dos descabellos. Un aviso y pocas palmas, y muy rácanas.

Se vinieron abajo quinto y sexto, y ni Paco Ureña, empeñado en pegarle pases a un toro hecho cisco, ni el propio Payo, indesmayable – cansada la gente, toro hundido, largo trajín- pudieron repetir. Al quinto le robó literalmente un quite a pies juntos a la verónica el mismo Payo. Raro quite, gustoso y firme. El primer toro de Fuente Ymbro se iba incorregiblemente a querencia y en contraquerencia lo dominó sin agobios César Jiménez, capaz y conformista. El toro acabó yéndose a escape. Frío, el cuarto toro se paró casi en seco. Una faena de las de “Je, toro, je…”. No pasó más nada.

Ficha de la Corrida

Madrid, 9 mayo. 2ª de San Isidro. Primaveral. Casi tres cuartos de plaza. Dos horas y diez minutos de función. Seis toros de Fuente Ymbro (Ricardo Gallardo). El tercero, sobrero. Aplaudido con fuerza en el arrastre el segundo, que fue, con diferencia, el toro de una corrida de buenas hechuras. César Jiménez, silencio en los dos. Paco Ureña, silencio en los dos. Octavio García “El Payo”, palmas tras un aviso y silencio. Daniel Ruano, completo en brega y banderillas. Buenos puyazos de Pedro Iturralde y Tito Sandoval a 2º y 6º.

  

 

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