12.01.2024 07:08 a.m.
Redacción: Jorge Arturo Díaz Reyes - https://todotoroblog.blogspot.com - Foto: Camilo Díaz
Un dócil, manso y anovillado encierro fue suficiente para que Luque sublimado y De Castilla todo corazón, cortaran cuatro orejas cada uno, mientras un Ferrera total recibió dos del cuarto. La plaza un manicomio…
Manizales - Colombia. Los kilos sí importan, cuando expresan edad y cuajo. Además, la ley fija unos mínimos para plaza de primera. Hoy cuatro rozaron ese límite, dos de 440 kilos y dos de 442. De haber estornudado tras el pesaje seguramente hubiesen quedado en la ilegalidad, se imagina uno. Los otros, primero y cuarto de 454 y 456 respectivamente subieron piadosamente el promedio a 446, peso usual en plazas exigentes para novilladas con caballos. Además los escrotos vacíos, las caras pueriles y la poca corpulencia no se compadecían con el poderoso cartel torero. Obedientes, sí, pero sin emoción, además de no haber sido picados, rajados en finales. Juan Bernardo, nieto invitado por los matadores, que pusieron todo para la apoteosis, salió a hombros con ellos.
Dicho lo anterior, nadie puede negar que la corrida fue una fiesta desaforada. Sol, plaza casi llena, colorido, expectativa, euforia general y música permanente, hasta cuatro veces, por orden presidencial, tocaron el pasodoble “Feria de Manizales”, reservado aquí para faenas excepcionales; en la segunda, la cuarta, la quinta y la sexta. Fueron tres tauromaquias distintas y una sola marimorena.
Daniel Luque, el torero de la temporada europea 2023, planteo sus dos lidias a base de pureza canónica. Planta firme, tronco vertical, quietud estatuaria, temple, mando, comprensión y poder. El 2°, soso no daba esperanzas en los primeros tercios, ni siquiera su famoso capote pudo lucirlo. Pero así y todo lo brindó al público y se puso a sobarlo y sobarlo hasta que logró uncirlo a su muleta y llevarlo por una y otra mano en círculos a su libre albedrío y tras el a la plaza entera con banda y palco incluídos. Todos catequizados por una faena sorprendente en la que lo que importaba menos era el toro, y si lo era o no. La estocada cimera tardó, pero mató y las dos orejas fueron unánimes.
El quinto no fue mejor ni de trapío ni de juego. Pero él, para lo que lo contrataron; para torear lo que le echaran. Y volvió a hacerlo, firme en su credo poderoso, fundamental y transformador del agua en vino. Se lo brindó a Cayetano y clavado, desgonzado y casi abandonado puso al juenbernardito en la noria. Y la gente ruja y la banda sople y la Monumental sacudiéndose a su ritmo. El gran volapié con su consecutivo estocadón rodó al pequeñajo contra la barrera y cuando salieron los dos pañuelos y el frenesí explotó Manizales ya era territorio Luque, de una vez y para siempre.
Juan de Castilla, no se amilanó con sus pobres lotes ni con sus lujosos alternantes. Por el contrario, se creció. Al protestado tercero lo sacó a tirones de las tablas y como era soso a morir él puso el bulto y la muleta con fe de carbonero haciéndolo pasar de a dos, de a tres, de a dos, de a una, y cuando tocó, de rodillas como penitente. La gente con el pa´las que fueran. La espada, un tris desprendida, obró rápido y las dos orejas fueron cortadas en medio de una bronca contra el animal.
El sexto, “Fulero” honró su nombre. Bravuconeo en los primeros tercios haciendo creer, luego se rajó descaradamente. Entre tanto, el paisa aprovechó lo que pudo. Se le tiró de rodillas a portagayola para dos largas cambiadas, cuatro verónicas y otra larga cambiada de rodillas rematando. Ni pa´qué fue eso. La plaza que se caía. No se atemperó con el puntacito que le puso Cayetano Romero y embistió raudo y descompuesto la muleta, que no le cedió terreno. Entonces la siguió en cuatro tandas redondas, hasta que se rajó rajado. A las tablas lo siguió Juan obligándolo largamente. Estocada letal y otras dos orejas.
Antonio Ferrera, pasó sin pena ni gloria con el insulso y huido primero. Liquidándolo con un pinchazo hondo y un espadazo tendido y bajo. Pero picado o no por el triunfo ya asegurado por sus compañeros, le salió al cuarto, cornicorto y brocho, y armó un verdadero despelote en los tendidos. Hizo de todo, y todo lo hizo él. Cuatro largas cambiadas de rodillas en tanda, rematadas con verónica y larga. Bajó a Viloria del caballo y se subió él picando arriba y bien. Se bajó y se hizo el quite a sí mismo, navarras y revolera, capote azul (cómo el futbolista que patea un corner y lo cabecea él mismo). Brindó a Alberto el monosabio que cumplía 50 años de servicio y se fue por naturales, unos mejores que otros, pero sin solución de continuidad. Y así por uno y otro lado y el escándalo, y el toro, con esa pobre cara, cojo y rendido, y suene que suene “Feria de Manizales”, y el esto no pude ser, y él qué sí que se puede, y dele que dele hasta el estocadón de padre y señor mío y las dos orejas.
Todos se fueron a hombros con el ganadero nieto y una multitud exultante tras ellos. Felices, y quien podría prohibírselos. Yo menos que nadie.
Ficha del Festejo
Martes 11 de enero 2024. Monumental de Manizales. 4ª de feria. Sol. Casi lleno.. Seis toros de Juan Bernardo Caicedo, anovillados, dóciles y mansos. Al 4°, “Zorrito”, N° 335 negro, brocho, cornicorto, de 454 kilos vuelta al ruedo. Aplaudidos 5° y 6° y pitados 1°, 2° y 3°. Antonio Ferera, silencio tras aviso y dos orejas. Daniel Luque, dos orejas y dos orejas. Juan de Castilla, dos orejas y dos orejas. Incidencias: Saludaron Juan Manuel Pérez tras parear al 2° y Ricardo Santana y El Pino tras parear el 5°. Al final del festejo salieron a hombros los tres alternantes y el ganadero.