21.04.2025 05:00 p.m.
Redacción: Héctor Esnéver Garzón Mora
Daniel Luque dejó una huella indeleble en el arranque sevillano con una faena de entrega absoluta ante un deslucido encierro de Núñez del Cuvillo. Paseó una oreja de ley y rozó la segunda, en una tarde donde su valor, técnica y temple eclipsaron las sombras del ganado.
Arbeláez - Colombia. Daniel Luque vuelve a encender la Maestranza con una tarde de autoridad, exposición y pureza ante un lote que nunca regaló nada. Una oreja con petición de la segunda rubricó una actuación de peso que lo consagra como un torero imprescindible en Sevilla.
El Domingo de Resurrección marcó el inicio de una temporada que promete emociones, pero fue en el regreso de la Feria de Abril cuando Daniel Luque, el de Gerena, escribió con fuego una página de torería y verdad. En una tarde marcada por la irregularidad del encierro de Núñez del Cuvillo, fue Luque quien sostuvo la tarde con una firmeza y una entrega que enardecieron a la afición sevillana.
Su primero, tercero del festejo, fue un toro de hermosa expresión, aunque pronto evidenció la falta de motor que condicionó toda la corrida. Aun así, Luque construyó desde el oficio y la determinación. No hubo concesiones: comenzó por cordobinas con empaque, y ya con la muleta citó en corto, embarcando al toro en naturales de trazo largo, con temple medido y muñeca prodigiosa. Cada muletazo pareció sacar oro de un toro escaso de raza. El sevillano optó por la cercanía en el tramo final, pegándose un arrimón sin trampa ni cartón que levantó a la plaza. Las telas rozaron los pitones, que buscaron sin éxito la fibra del torero. Una estocada en buen sitio y la petición de la segunda oreja, negada por el palco, que cortó el clamor popular. Paseó una oreja con sabor a Puerta del Príncipe negada.
No fue menor su entrega ante el sexto, el último de la función. Otro Cuvillo sin clase, a menos, que pedía el carnet a cada embroque. Luque, en su papel de domador de voluntades y desbrozador de terrenos inciertos, se plantó con la verdad del que ya ha vencido en muchas batallas. Toreo por abajo, sin perder pasos, en la distancia corta y sin artificios. El de Gerena administró pausas y espacios con inteligencia, robando naturales ligados a base de sitio y cabeza, exigiendo más al toro de lo que parecía poder ofrecer. Sonó la música, pero con gesto torero pidió que cesara: era su sinfonía interior la que regía el compás. Acabó con unas luquesinas de las que remueven las entrañas y un estoconazo a ley. Ovación fuerte tras un aviso.
En contraste, el resto del cartel no alcanzó los mismos vuelos. Morante de la Puebla, con dos toros sin opciones, apenas dejó pinceladas sueltas. Ni siquiera la belleza de sus doblones iniciales o sus intentos por la izquierda lograron encender la chispa en una tarde donde el genio de La Puebla se vio preso de un lote manso y sin raza. La espada tampoco ayudó.
Talavante, por su parte, no encontró en sus dos toros ni el sitio ni el ritmo. Protestones y rebrincados, sus enemigos le llevaron constantemente a perder pie en las faenas. Sólo una breve fase sobre la derecha logró calar algo en los tendidos. Faenas largas y sin eco, que se apagaron al compás del desinterés del respetable.
Así, en una tarde donde se esperaba más del encierro de Núñez del Cuvillo, casta que apenas apareció a ráfagas—, emergió Daniel Luque como figura consolidada. No fue la faena rotunda ni el triunfo numérico el que marcó su paso por la Maestranza, sino la suma de detalles que construyen a un torero de época: valor seco, temple de seda, colocación quirúrgica, cabeza fría y alma caliente.
La Maestranza se rindió a su entrega. Luque se ganó el respeto a golpe de verdad y se llevó una ovación que sonó a confirmación: en Sevilla, él manda.
Ficha del Festejo
Sevilla - Domingo, 20 de abril, 2025 - Domingo de Resurrección - Toros de Núñez del Cuvillo: En general bien presentados. Primero, complicado por el derecho; segundo, manso; tercero, noble y justo de raza; cuarto, descastado y muy castigado en varas; quinto, temperamental y complicado, y sexto, aplomado justo de raza. Morante de la Puebla: Ovación y Silencio. Alejandro Talavante: Silencio y Silencio. Daniel Luque: Oreja con leve petición de la segunda y Ovación tras aviso. Incidencias: Se interpretó el himno nacional antes del paseíllo, que arrancó con el pasodoble de Paco Camino en lugar del tradicional "Real Maestranza". Morante saludó una ovación al romperse las cuadrillas. Saludaron en banderillas Juan Contreras y Jesús Arruga en el tercero.