16.10.2023 07:37 a.m.
Redacción: Héctor Esnever Garzón Mora
Ser autoridad no es fácil, mas aún cuando hay clamores emotivos de un pueblo, pero los cánones, los criterios éticos no debe ser vulnerado, más en recintos de primer nivel que debe mantener un legado y una exigencia.
Manizales – Colombia. La tauromaquia no es ajena a la jerarquización, pues en el ejercicio se tiene una autoridad, denominada Presidente (en México Juez de Plaza), se tiene un director de lidia, que a la postre es el actuante más antiguo de alternativa, se tienen unos subalternos, toreros a las órdenes de un Matador y entre ellos hay un colocado, un segundo, un tercero, junto con dos montados (picadores) y cada uno con funciones específicas, pero estos últimos con la salvedad, que siempre reciben la orientación de torero del que son cuadrillas. En el ejercicio de una corrida intervienen un sinnúmero de personas, con funciones determinadas y rangos para su buen desarrollo; además, existe un reglamento que orienta la administración de la misma para su cumplimiento.
El palco alto por lo general, es quien ejerce la autoridad, entendida como el ejercicio de ciertas potestades de mando o conducción de carácter legítimo, esto significa que debe contar con algún fundamento, en principio, reconocido, vale aclara que esta acción se diferencia del poder, porque el citado (poder) no requiere de mayor fundamento, más allá de la fuerza, o la capacidad para producir los efectos. De acuerdo a lo conceptuado, el carácter legitimo en Colombia con referencia a lo taurino, está consignado en la ley 916 de 2004, Reglamento Nacional Taurino, que sigue vigente en todo el territorio nacional y que brinda herramientas para el ejercicio de autoridad en los festejos.
Ahora bien, este recuento sirve como base para expresar varios detalles que se deben administrar en un palco alto o denominada presidencia para mantener los principios de justicia, ortodoxia, categoría y naturalmente potencializar la buena concepción del arte taurino, porque aunque la frase célebre de que “la voz del pueblo es la voz de Dios”, muchas veces el pueblo no tiene el discernimiento atado a la sabiduría y lo vimos latentemente en último festejo de la feria taurina “Toros y Ciudad 2023” de Manizales.
Los novillos de Salento gozaron de una buena presentación para la plaza de primera categoría, como la Monumental de Manizales, fueron dispares en conjunto, pero al individual presentaron el trapío que exige un escenario como el de la capital caldense. Con referencia al juego dado por los bureles y teniendo en cuenta su encaste o ascendencia, pues vienen en la línea Santa Coloma, podemos anotar que tuvieron las características propias de lo proveniente de Ibarra y Saltillo, animales con bravura no definida, que ralla por momentos con genio o mansedumbre porque no acometen con donosura, aprenden con facilidad, esto para citar, que desde su salida se le deben hacer las cosas bien, manteniendo los tiempos, los terrenos y dosificando los lances para ver su positiva expresión, además, que no permiten alargar las faenas, tienden a ser animales que duran poco en la lidia, palabras más, palabras menos, son exigentes.
Dicho esto, la sensibilidad en el público de la última tarde de Toros y Ciudad, se agudizo, pues al ver que los actuantes, por decirlo de alguna manera, pasaron fatigas, llegó un momento donde cualquier cosa diferente a ello fuera ovacionado de manera descomunal y eso es mas que válido, pero quien ejerce la autoridad, debe mantener lo establecido en el reglamento y administrar con criterio taurino, independiente a los clamores de emociones momentáneas. Esta acotación viene al caso con cosas sencillas como, por ejemplo, el cambiar el tercio de banderillas sin permitir pasar las tres veces a los encargados del menester y que la res, lleve mínimo dos palos o el sonar los avisos sin tener en cuenta el tiempo real de reloj, en algunos casos pasados de tiempos y en otro, mas preocupante aún, en tiempos muy cortos que no se ajustaban a lo dispuesto en el reglamento. Pero algo que se volvió común denominador, es que cuando un ejemplar se mueve, muestra codicia y es repetidor, los aficionados de inmediato piden “indulto” y el palco alto se demora para indicar al actuante que ejecute la suerte suprema, eso es válido cuando el conjunto de expresiones del burel dan para esa dubitación, pero cuando un astado se raja, va a tablas, su embestida se convierte en arreones, no hay porque dudar para nada, se da de inmediato la indicación y, por último para tener en cuenta, la entrega de trofeos se da con criterios básicos, uno es potestad del público, el otro potestad de la autoridad y el premio de vuelta al ruedo de un novillo o toro, debe ser por condiciones cercanas a lo ideal del bravo, no para congraciar a un publico eufórico, muchas veces la voz del pueblo no es la voz de Dios y la autoridad está allí para hacer lo correcto.
Ficha del Festejo:
Manizales – Colombia – Domingo 15 de octubre, 2023 – Último Festejo de la Feria Toros y Ciudad 2023 – Novillos de Salento variados en presentación y juego. Juan Manuel Noreña: Silencio con 3 avisos y Palmas. Luis Miguel Ramírez: Oreja con aviso y 2 Orejas (era para una). Anderson Sánchez: Silencio con 3 avisos y Palmas con 3 aviso.
Premios Feria Toros y Ciudad 2023
- Novillero Triunfador: Luis Miguel Ramírez.
- Ganadería Triunfadora: Altagracia.
- Mejor Subalterno: Emerson Pineda.